El motor de cambio en la nueva ruralidad está en las mujeres

El Informe Estratégico sobre la Nueva Ruralidad que hemos desarrollado conjuntamente RURABLE y el Grupo de Acción Local Turia-Calderona se resume en la siguiente conclusión: La nueva ruralidad está en manos de las mujeres. Ellas son el “motor de cambio” que va a redefinir lo rural desde el emprendimiento, la innovación y la sostenibilidad.

Los datos están ahí: son las mujeres las que están tomando las riendas de la España interior, con un añadido más. Lo hacen con los recursos de proximidad que se ofrecen y buena parte de los negocios que emprenden están dedicados al ecoturismo, al agroturismo, a los productos autóctonos o a la artesanía. Es decir, las mujeres aprovechan los recursos existentes en lugar de explotarlos simplemente, lo que genera un trabajo más sostenible desde el punto de vista social y económico.

Nuestra gerente, Esther Arribas, comenta: “Se ha pasado del relevo generacional consanguíneo, tal como lo conocíamos hasta ahora, a uno de género. En él, las mujeres han tomado el protagonismo y se han erigido en líderes necesarias y agentes de cambio que se implican en el territorio para solucionar retos presentes en el entorno rural”.

Formación, profesionalización y redes

Nuestro informe señala también la importancia de fomentar la formación y la profesionalización de las mujeres en la agricultura y la ganadería, además de tejer redes de apoyo y promoción. Porque es imprescindible asegurar su voz y voto en los contextos en los que se toman decisiones, como sucede en las cooperativas, donde su presencia es ínfima. Por ello nuestro informe señala que también es imprescindible estar dadas de alta en la seguridad social: solo así se garantizan los derechos y que las mujeres aparezcan en las estadísticas. También es imprescindible trabajar para hacer realidad la conciliación de la vida familiar y laboral.

Nuestro informe hace referencia a otro parecido realizado en por la Fundación Copade en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid. Según apuntan, el 54 % de emprendedores rurales son mujeres, mientras que en las ciudades la tasa de emprendimiento femenina no alcanza el 30 %. Además, se asegura que el 80 % de las empresarias rurales son autónomas y apuestan por modelos cooperativos e iniciativas que permiten diversificar la economía más allá de lo agrícola y ganadero.

Integrar lo rural y lo urbano

El estudio también apunta a la necesidad de acometer un reto esencial que es la integración de lo rural y lo urbano a través de ‘smart villages’ (pueblos inteligentes), cuya base se sostendría en aprovechar lo positivo que ya existe y sumar la innovación. “Se trata de visibilizar lo rural como proveedor de desarrollo económico y de calidad de vida de todas las personas, independientemente de donde vivan”, señala la gerente del GAL Túria-Calderona, Aitana Camps. En ese sentido, nuestra compañera añade que “el binomio ciudad-campo requiere equilibrio y conocimiento compartido, lo rural debe disponer de las facilidades y los servicios que hay en las ciudades para ser una alternativa real para las personas jóvenes”.

En concreto, las personas en situación de autoempleo en los municipios de los territorios de nuestros dos GAL representan el 57% de las empresas: el 10,3% tienen consideración de micropyme y en el 20,7% restante se encuentran las pymes, asociaciones, cooperativas o grandes empresas. En cuanto a la edad media de las gestoras de los negocios, el 51,7% tiene entre 30 y 45 años y solo el 10,3% son menores de 30.

Falta de recursos y formación

Entre las carencias detectadas, el informe apunta a la falta de recursos, asociacionismo, profesionalización y formación específica dirigida a emprendedores pues solo así será posible hacer evolucionar sus proyectos dentro del mercado con las herramientas necesarias. También se necesitan políticas y legislación en relación con los problemas del campo, la tierra, la vivienda, el emprendimiento, la recuperación de servicios mínimos de transporte y conectividad, así como una burocracia más ágil y conocedora de sus problemas.

En la fotografía, Andrea García, que hace pocos años abrió un horno en Jarafuel

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