“Los espacios rurales son aptos para implementar prácticamente cualquier actividad productiva” La conectividad como factor imprescindible en el emprendimiento rural.

Cuando hablamos de emprender en entornos rurales es necesario tratar un factor de atracción y retención de población emprendedora y general como es la conectividad. Xavier Ginés, junto con un equipo de profesionales de la Universitat Jaume I de Castelló, han elaborado el informe que aborda esta cuestión. A partir de la herramienta de Ecosistemas Locales de Emprendimiento (*ELE) se han encargado de estudiar y de introducir mejoras en aquellos indicadores referidos a la conectividad, ampliándolos y perfeccionándolos de acuerdo con el bagaje propio del grupo DESiRES de investigación social.

Cre-A Rural nace como respuesta a la necesidad de fomentar el emprendimiento en zonas rurales del territorio. ¿Cuál ha sido la respuesta?, ¿como ves la situación actual?

Cualquier iniciativa que fomente la implicación de las personas en el desarrollo de su territorio siempre es bienvenida. Y el emprendimiento se vuelve muy complejo en entornos rurales. Esto hace idónea esta y otras iniciativas que hay en todo el territorio. El único problema que veo es que para «producir», además de necesitar el asesoramiento que presta esta iniciativa, hay que asegurar otros servicios que son necesarios para la «reproducción» social. Es decir, vivienda, servicios para la conciliación, movilidad…

La conectividad es uno de los factores sobre los cuales has trabajado en este proyecto. ¿Qué barreras existen en la actualidad que impidan el crecimiento empresarial de las zonas rurales?, ¿cuáles son?

Los espacios rurales son aptos para implementar prácticamente cualquier actividad productiva. Pero de entre todas las actividades, las que mejor se adaptan a las limitaciones de los pueblos de interior son aquellas que usan el conocimiento como principal materia prima. Además, también son de las que más rentabilidad aportan, de las que menos impacto ambiental tienen, y las que se asocian en mayor medida a personas jóvenes. El diseño, la traducción, la programación, el asesoramiento laboral, la abogacía… son, en esencia, actividades que generan valor generando información. Esta, que es intangible, necesita un canal para llegar a su destino, y ese no es otro que Internet o la línea telefónica. La calidad de esta infraestructura es un elemento capital para garantizar las posibilidades de desarrollo de la ruralidad en estos tiempos.

¿Qué podemos hacer para mejorar estas zonas y convertirlas en un atractivo para el emprendimiento?

La conectividad tiene que ser algo que se dé por supuesto, una infraestructura básica en la que nadie piense. A la hora de establecer un negocio en la ciudad se presupone cobertura telefónica total y también Internet a velocidad máxima. Tiene que pasar igual a la ruralidad. Nada más y nada menos: tiene que ser un factor que se dé por descontado. Si se convierte en un atractivo en un pueblo es porque en otro es un factor de expulsión. La conectividad es un derecho básico y así debe ser considerado también en la ruralidad. Ahora bien, si queremos convertirlo en un atractivo, pues subvencionamos el coste que tiene para el usuario, ponemos zonas de acceso gratuito, etc. como también podríamos hacer, y de hecho se hace, en determinados barrios o zonas de ciudades.

El acceso digital en cuanto a infraestructuras y conectividad es, en muchas ocasiones, insuficiente. ¿Cuáles son los motivos reales?

Efectivamente, en general son absolutamente insuficientes. De hecho, yo creo que Internet y cobertura telefónica no representan la limitación más grande en la mayor parte de los pueblos. Si lo son en unos cuántos y de forma, me atrevería a decir, dramática. Pero la mayoría cuentan con anchos de banda aceptables y coberturas telefónicas relativamente decentes -justo es decir que no con todas las operadoras-. Hay otras infraestructuras más costosas que sí representan carencias muy graves: escuelas infantiles, equipaciones sanitarias… pero también comerciales, bancarias y otros muchos servicios. Y sobre todo hay una carencia grave de vivienda asequible y de la conectividad física, aquella que mueve cosas y personas. En este último caso, la «conectividad» depende únicamente de los recursos privados, del coche particular, con los costes que representa y el factor de discriminación edatista que implica.

Si hablamos de emprendedores que buscan implementar su negocio en un entorno rural y que apenas ha tenido contacto con la digitalización y todo lo que esto supone, ¿cómo podemos ayudarlos al hecho que lo consigan?

En nuestro trabajo hemos diferenciado tres niveles de accesibilidad a Internet: acceso, uso y aprovechamiento. Tener posibilidades de acceso de calidad es un requisito del medio, más del individuo: Es la condición necesaria. Pero para que se produzca un uso hace falta una mínima alfabetización entre las personas usuarias, sobre todo de las maduras, porque las jóvenes ya vienen con la digitalización incorporada de nacimiento, son nativos digitales, que dicen. Ahora bien, desde el punto de vista empresarial, la accesibilidad más provechosa es aquella que puede capitalizar Internet. El acceso es una competencia del Estado, que intenta prestar subvencionando las operadoras por la instalación de banda ancha en todo el territorio. El uso, que implica la alfabetización, tiene que ser competencia autonómica, a través de la Consellería de Educación (Escuela, *EPA…) o de Bienestar (para las personas mayores). Pero cuando se trata de procurar rentabilizar Internet nos acercamos mucho al hecho local, que a través de las varias estrategias de desarrollo local tienen que ajustar esta formación a las necesidades concretas de las empresas o de los emprendedores y emprendedoras de cada zona. Por eso me parece que iniciativas como esta tienen sentido cuando las impulsan Agencias de Desarrollo Local, Grupos de Acción Local y alianzas varias entre ellos. Porque parten de la visión local, que tiene que ser competitiva y diferenciada. La capitalización no es un derecho, como sí el acceso y la alfabetización, pero es un elemento de competitividad. Aquí en vez de igualar, hay que diferenciar. Es vuestra tarea.

 

La entrevista a Xavier Ginés fue originalmente en valenciano. La transcribimos aquí en la lengua original:

Quan parlem d’emprendre en entorns rurals és necessari tractar un factor d’atracció i retenció de població emprenedora i general com és la connectivitat. Xavier Ginés, junt amb un equip de professionals de la Universitat Jaume I de Castelló, han elaborat l’informe en què s’aborda aquesta qüestió. A partir de la ferramenta d’Ecosistemes Locals d’Emprenedoria (ELE) s’han encarregat d’estudiar i d’introduir millores en aquells indicadors referits a la connectivitat, ampliant-los i perfeccionant-los d’acord amb el bagatge propi del grup DESiRES d’investigació social.

Cre-A Rural naix com a resposta a la necessitat de fomentar l’emprenedoria en zones rurals del territori. Quin ha sigut la resposta?, com veus la situació actual?

Qualsevol iniciativa que fomente la implicació de les persones en el desenvolupament del seu territori sempre és benvinguda. I l’emprenedoria es torna molt complexa en entorns rurals. Això fa idònia aquesta i altres iniciatives que hi ha arreu del territori. L’únic problema que veig és que per a «produir», a banda de necessitar l’assessorament que presta aquesta iniciativa, cal assegurar altres serveis que són necessaris per a la «reproducció» social. És a dir, habitatge, serveis per a la conciliació, mobilitat…

La connectivitat és un dels factors sobre els quals has treballat en aquest projecte. Quines barreres existeixen en la actualitat que impedisquen el creixement empresarial de les zones rurals?, quines són?

Els espais rurals són aptes per encabir pràcticament qualsevol activitat productiva. Però d’entre totes les activitats, les que millor s’adapten a les limitacions dels pobles d’interior són aquelles que fan servir el coneixement com a principal matèria primera. A més a més, també són de les que més rendibilitat aporten, de les que menys impacte ambiental tenen, i les que s’associen en major mesura a persones joves. El disseny, la traducció, la programació, l’assessorament laboral, l’advocacia… són, en essència, activitats que generen valor generant informació. Aquesta, que és intangible, necessita un canal per arribar a la seua destinació, i eixe no és altre que Internet o la línia telefònica. La qualitat d’aquesta infraestructura és un element capital per garantir les possibilitats de desenvolupament de la ruralitat en aquests temps.

Què podem fer per a millorar-les i convertir-les en un atractiu per a l’emprenedoria?

La connectivitat ha de ser un pressuposat, una infraestructura bàsica en què no es pense. A l’hora d’establir un negoci a la ciutat es pressuposa cobertura telefònica total i també d’Internet a velocitat màxima. Ha de passar igual a la ruralitat. Ni més ni menys: ha de ser un factor per descomptat. Si es converteix en un atractiu en un poble és perquè en altre és un factor d’expulsió. La connectivitat és un dret bàsic i així ha de ser considerat també a la ruralitat. Ara bé, si volem convertir-lo en un atractiu, doncs subvencionem el cost que té per a l’usuari, posem zones d’accés gratuït, etc. com també podríem fer, i de fet es fa, a determinats barris o zones de ciutats.

L’accés digital quant a infraestructures i connectivitat és, en moltes ocasions, insuficients. Quins són els motius reals?

Efectivament, en general són absolutament insuficients. De fet jo crec que Internet i cobertura telefònica no representen la limitació més gran en la major part dels pobles. Si ho són en uns quants, de forma, m’atreviria a dir, dramàtica. Però la majoria compten amb amples de banda acceptables i cobertures telefòniques relativament decents -val a dir que no amb totes les operadores-. Hi ha altres infraestructures més costoses que sí representen carències molt greus: escoles infantils, equipaments sanitaris… però també comercials, bancaris i d’altres molts serveis. I sobretot hi ha una carència greu d’habitatge assequible i de la connectivitat física, aquella que mou coses i persones. En aquest últim cas, la «connectivitat» depén únicament dels recursos privats, del cotxe particular, amb els costos que representa i el factor de discriminació edatista que implica.

Si parlem d’emprenedors que busquen implementar el seu negoci en un entorn rural i que a penes hagen tingut contacte amb la digitalització i tot el que això suposa, com podem ajudar-los al fet que ho aconseguisquen?

En el nostre treball hem diferenciat tres nivells d’accessibilitat a Internet: accés, ús i aprofitament. Tindre possibilitats d’accés de qualitat és un requisit del medi, més de l’individu: És la condició necessària. Però perquè es produïsca un ús cal una mínima alfabetització entre les persones usuàries, sobretot de les madures, perquè les joves ja venen amb la digitalització incorporada de naixement, són nadius digitals, que en diuen. Ara bé, des del punt de vista empresarial, l’accessibilitat més profitosa és aquella que pot capitalitzar Internet. L’accés és una competència de l’Estat, que intenta prestar subvencionant les operadores per la instal·lació de banda ampla a tot el territori. L’ús, que implica alfabetització, ha de ser competència autonòmica, a través de la Conselleria d’Educació (Escola, EPA…) o de Benestar (per a les persones majors). Però quan es tracta de procurar rendibilitzar Internet ens acostem molt a el fet local, que a través de les diverses estratègies de desenvolupament local han d’ajustar aquesta formació a les necessitats concretes de les empreses o dels emprenedors i emprenedores de cada zona. Per això em sembla que iniciatives com aquesta tenen sentit quan les impulsen Agències de Desenvolupament Local, Grups d’Acció Local i aliances vàries entre ells. Perquè parteixen de la visió local, que ha de ser competitiva i diferenciada d’altres. La capitalització no és un dret, com sí l’accés i l’alfabetització, és un element de competitivitat. Ací en comptes d’igualar, cal diferenciar. És la vostra tasca.